En abril de 2018, los nicaragüenses nos tomamos las calles en una rebelión cívica para rechazar las violaciones masivas y reiteradas a los derechos humanos, agravando la situación ante el desprecio por el medio ambiente, el colapso de la seguridad social, la corrupción, la discriminación, el abuso de poder, el nepotismo, el tráfico de influencias y el control de las universidades. Nos tomamos las calles por el asesinato de centenares de compatriotas, la persecución y hostigamiento a la ciudadanía, los presos políticos, la represión, los crímenes y despojos en el campo, a los pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos y productores, el fraude electoral, los impuestos excesivos, la ausencia de instituciones democráticas y de un Estado de Derecho, lo que ha provocado el exilio a miles de nicaragüenses y condenado a miles más al desempleo, la falta de ingresos y la pobreza. La juventud nicaragüense escribió otra página de la historia de lucha contra la tiranía y ha pagado un doloroso precio por ello.
Ahora, en 2020, la población sufre la pandemia provocada por el COVID-19. Familiares y amigos que padecen el contagio, con graves pérdidas de vida, miles de enfermos sin poder ser atendidos por un sistema de salud creíble y eficiente; la ciudadanía también está sufriendo el impacto de perder su empleo, no pude producir, o no pude continuar con su pequeño negocio, la pobreza ha crecido aceleradamente, y todo producto de la actuación criminal de la dictadura al promover el contagio, evitar medidas de precaución y omitir la gestión de políticas que reviertan la pobreza que sufre la ciudadanía.
Al igual que en abril de 2018 continuamos unidos en lucha y resistencia, pese a la represión, los crímenes de lesa humanidad, la persecución, la incapacidad y la gestión criminal de la dictadura.
Ahora unimos nuestras fuerzas, nuestras voluntades y nuestras organizaciones para luchar por la verdad y justicia de todos los asesinatos y crímenes, la liberación de los presos políticos, el restablecimiento de los derechos y garantías ciudadanas, el retorno seguro de nuestros hermanos exiliados, el cumplimiento de los acuerdos del 27 y 29 de marzo de 2019 en la Mesa de Negociación.
Nos unimos en Coalición incluyente para lograr una salida pacífica y democrática al sufrimiento y violaciones que nos impone una dictadura.
Nos unimos en Coalición con la seguridad que en los próximos días se unirán los actores que aún no están presentes y que también son importantes para derrotar a la dictadura.
Nos unimos en Coalición Nacional para construir con toda la ciudadanía la Nicaragua que soñamos, libre de pobreza y represión, con oportunidades para todas y todos, en democracia y en justicia.
Hoy presentamos el compromiso de la Coalición Nacional para trabajar unidos con el propósito construir una nueva Nicaragua, basada en una visión compartida de nación, con principios y valores éticos que comprometen a sus miembros a deponer intereses particulares y trabajar por un país con libertades, justicia, seguridad, prosperidad y en democracia. Los estatutos que hoy firmamos dan por formada una Coalición Nacional que practique una nueva forma de hacer política, sin reelección ni caudillismo, vicios que tanto daño han causado al país y a su sufrido pueblo.
El Estatuto que regirá la vida de la Coalición Nacional define la misión, visión, propósitos y valores de la Coalición, sus órganos de decisión, organización y trabajo, así como los mecanismos de decisión para construir la nueva Nicaragua que soñamos, e invita a otras organizaciones a ser parte de este esfuerzo de unidad.
Los pueblos indígenas y afrodescendientes nos unimos a este esfuerzo y pedimos a nuestros ancestros y ancestras, nos acompañen y guíen para el cumplimiento de los propósitos de esta Coalición.
Es el momento para actuar poniendo a Nicaragua primero.
Dios bendiga a Nicaragua.
